Última actualización de la noticia: 05/12/2009
Linfedema
Después de una mastectomia tras un cáncer de mama puede darse el caso de que aparezca un nuevo problema asociado a esa intervención: un linfedema. Por eso se incide en llevar a cabo una rehabilitación precoz con el fin de prevenir su aparición. Sin embargo, una vez ya ha aparecido, existen diversos tratamientos que ayudan a reducir el volumen del linfedema y a estabilizarlo en medida de lo posible.
La sra. Mª Belén Zaldibar, fisioterapeuta especialista en linfedemas, da a conocer un poco más esta enfermedad que, en la mayoría de casos, las mujeres con cáncer de pecho que se someten a una mastectomia desconocen. La importancia de saber qué es un linfedema. Un linfedema se define como un cúmulo de linfa en el tejido intersticial. Por diferentes causas el sistema linfático se torna insuficiente, viéndose incapacitado de arrastrar la carga linfática. Por ello este líquido se queda acumulado en la zona de las extremidades y produce un edema que, además, hace aumentar el perímetro de esa zona del cuerpo. Los síntomas que acompañan un linfedema Al inicio de la patología se produce un pequeño hinchazón que día tras día va aumentado de tamaño. En 2 o 3 semanas sus dimensiones pueden ser tales que provoquen una deformidad de la extremidad donde se localiza la linfa y que, además, acarreen fuertes dolores y sensación de pesadez. Existen profesionales de la medicina que niegan la existencia de tales dolores, algo que molesta sumamente a aquellos pacientes que día a día sufren las molestias de su enfermedad. A parte del dolor, la sensación de pesadez y ese aumento de volumen de la extremidad constituyen limitaciones para la persona que lo sufre. La fuerza se reduce y en muchas ocasiones el brazo no puede llegar al máximo del recorrido articular, por lo que las actividades diarias se ven afectadas de una manera u otra. El papel de la fisioterapia La fisioterapia puede prevenir o retrasar el linfedema. Cuando ha habido una cirugía es muy importante el papel de la rehabilitación precoz con tal de que este cúmulo de líquidos no se produzca, así que los pacientes deben seguir una serie de recomendaciones y ejercicios que ayudarán a evitar su aparición. Dentro de este proceso, el fisioterapeuta debe actuar cuando los perímetros de piel empiezan a aumentar. Los primeros tratamientos se basarán en vendajes multicapas, aunque si la linfa acumulada va en aumento habrá que complementarlos con drenajes. De eso se trata precisamente la fisioterapia descongestiva, de un drenaje manual del líquido. Primero se vacía la linfa de la extremidad y para evitar que reaparezca se coloca el vendaje multicapas que antes comentábamos. Todo esto acompañado, claro está, de una serie de ejercicios recomendados por el profesional. Técnicas alternativas al drenaje Existen otras posibilidades para tratar un problema de linfedema que no son ni mejores ni peores que el drenaje, son distintas y también efectivas. La presoterapia, por ejemplo, consiste en realizar unos masajes en sentido ascendente en las extremidades con el fin de reactivar la circulación y provocar un drenaje linfático que elimine el líquido que ahí se acumula. La talasoterapia, otra de las opciones, utiliza el medio marino y sus componentes como método terapéutico, de la misma forma que la balnearioterapia también saca provecho de la acción del agua para reducir el cúmulo de líquidos en las extremidades del cuerpo. En los últimos tiempos, además, los avances tecnológicos han permitido la creación de maquinaria con bandas sonoras que permiten expulsar la linfa al exterior. Linfedema, la enfermedad desconocida El linfedema es una patología que se conoce poco y, en consecuencia, está mal tratada. La información es necesaria, tanto en profesionales como en pacientes, para evitar el sufrimiento innecesario que este problema provoca. Las asociaciones de afectados juegan un papel muy importante en este aspecto, ya que dan apoyo a los pacientes y les orientan en cuanto a tratamientos y lugares a los que acudir. En España existen diversos grupos que se reparten por Galicia, Catalunya, el País Vasco o Aragón, entre otras comunidades, y que llevan a cabo esta labor tan necesaria para las personas recién diagnosticadas de linfedema.
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