Mieloma múltiple



El mieloma múltiple es un cáncer que comienza en las células plasmáticas, un tipo de glóbulos blancos. Estas células forman parte del sistema inmunológico, que ayuda a proteger el cuerpo contra los gérmenes y otras sustancias malignas. Con el paso del tiempo, las células del mieloma se acumulan en la médula ósea y en las partes sólidas del hueso.
No se conoce la causa exacta del mieloma múltiple, pero es más común en las personas de edad avanzada y en afroamericanos. Los síntomas anticipados pueden incluir:
  • Dolor en los huesos, con frecuencia en la espalda o las costillas
  • Huesos fracturados
  • Debilidad o fatiga
  • Pérdida de peso
  • Infecciones repetidas
El mieloma es difícil de curar. El tratamiento puede ayudar a controlar los síntomas y las complicaciones. Las opciones de tratamiento incluyen quimioterapia, trasplante de células madre y radiación.
NIH: Instituto Nacional del Cáncer
¿Qué es?
El mieloma múltiple es una enfermedad frecuente que consiste en una proliferación atípica de las células plasmáticas, y forma parte de un amplio grupo de trastornos denominado gammapatías monoclonales. Estas células derivan de los linfocitos B y en condiciones normales son las encargadas de la producción de las inmunoglobulinas, proteínas necesarias para la defensa de las infecciones. Las células plasmáticas neoplásicas se acumulan en la médula ósea, éstas segregan una inmunoglobulina detectable en el suero y, por último, las células plasmáticas favorecen la degeneración del hueso, originando imágenes osteolíticas "petrificación del hueso".
¿Cuáles son sus causas?
Como en muchas enfermedades neoplásicas "en las que hay un nuevo crecimiento de tejido", no está claro su origen, aunque podrían estar implicados en su desarrollo diversos factores como infecciones virales, fármacos, productos químicos, exposición a radiación, etc. Sin embargo, en la mayoría de los casos no es posible identificar una causa desencadenante de la enfermedad.
¿Cuáles son sus síntomas?
El mieloma múltiple afecta principalmente a personas de edad avanzada (mayores de 50 años), aumentando la incidencia con la edad. Los síntomas de la enfermedad se derivan básicamente de la proliferación descontrolada de células plasmáticas en la médula ósea. Dichas células desplazan a las células normales, originado un cuadro de anemia con su sintomatología asociada (cansancio, palidez, taquicardia, sofocos, etc). También se produce una destrucción del hueso que puede causar dolores óseos más o menos intensos e incluso fracturas espontáneas o ante traumatismos mínimos. Además, las células atípicas producen y secretan una inmunoglobulina anómala a la sangre (componente o banda monoclonal) que al ser filtrada por el riñón puede ocasionar una insuficiencia renal. Otras manifestaciones clínicas pueden estar en relación con el aumento de calcio en sangre por la destrucción ósea, compresiones neurológicas, etc.
¿Cómo se diagnostica?
En ocasiones el diagnóstico se realiza a partir de la detección de una banda monoclonal en una analítica realizada en un individuo asintomático, con motivo de un chequeo, revisión de empresa, etc. La detección de un componente monoclonal en sangre o en orina no siempre es sinónimo de mieloma múltiple. De hecho, en la mayoría de los casos, tras el oportuno estudio, el diagnóstico es de gammapatía monoclonal de significado incierto, un trastorno benigno que no requiere tratamiento, sino solo seguimiento en el tiempo ya que algunos casos pueden transformarse en un mieloma con el paso del tiempo. Otras veces, el estudio diagnóstico se realiza en pacientes que presentan sintomatología sugestiva de un mieloma múltiple. Tanto en este caso, como en el anterior, el estudio incluye la realización de una analítica de sangre y orina, una punción de la médula ósea, así como un estudio de imagen esquelético: Resonancia Magnética, Gammagrafía Ósea, PET. Dichas técnicas permiten detectar precozmente las complicaciones óseas secundarias a la enfermedad y así tratarlas de forma más eficaz. En este sentido hoy en día es fundamental realizar un estudio de citometría de flujo (inmunofenotipo), citogenética (análisis de los cromosomas) y biología molecular para poder identificar importantes factores pronósticos que pueden repercutir en la elección del tratamiento más adecuado para cada paciente.
¿Cuál es el tratamiento?
En general el tratamiento se basa en la utilización de quimioterapia. Los fármacos a administrar y la intensidad del tratamiento se individualizan en función de las características propias de cada paciente. En muchas ocasiones, especialmente en los pacientes menores de 65 años, tras la finalización del tratamiento quimioterápico, se procede a la realización de un Autotrasplante de Progenitores Hematopoyéticos.  Este procedimiento, resulta muy útil para el mantenimiento de la respuesta. En los últimos años hemos venido asistiendo a la aparición de un buen número de nuevos fármacos frente al mieloma, como por ejemplo el Bortezomib o la Lenalidomida. Además, está en fase de investigación la utilización de nuevos fármacos, el desarrollo de vacunas específicas contra el mieloma (vacunas anti-idiotipo) o la realización de trasplantes alogénicos de progenitores hematopoyéticos de intensidad reducida. Un aspecto importante en el manejo del mieloma es la prevención y manejo de las complicaciones óseas.
¿Cuál es su pronóstico?
El pronóstico del mieloma múltiple depende del estadio en que se encuentra la enfermedad y de los factores pronósticos. Aunque hace unos años tenía una elevada mortalidad en poco tiempo desde el diagnóstico, las nuevas modalidades terapéuticas hacen abrigar mejorías en el pronóstico a corto plazo.
Dr. Carlos Panizo Santos Especialista en Hematología Colaborador Clínico. Servicio de Hematología y Hemoterapia CLINICA UNIVERSIDAD DE NAVARRA

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