¿Qué es el cáncer?

El término cáncer engloba un grupo numeroso de enfermedades que se caracterizan por el desarrollo de células anormales, que se dividen y crecen sin control en cualquier parte del cuerpo.

Mientras las células normales se dividen y mueren durante un periodo de tiempo programado, la célula cancerosa “olvida” la capacidad para morir y se divide casi sin límite (Figura 1). Tal multiplicación en el número de células llega a formar unas masas, denominadas “tumores” o “neoplasias”, que en su expansión destruyen y sustituyen a los tejidos normales.
Figura 1:
A. Las células normales se dividen de forma controlada. Cuando una célula normal desarrolla mutaciones que no pueden ser adecuadamente reparadas activa su propio programa de muerte.
B. Las células cancerosas desarrollan mutaciones que no son reparadas y olvidan la capacidad para morir. 
Algunos cánceres pueden no formar tumores, como sucede típicamente en los de origen sanguíneo. Por otra parte, no todos los tumores son “malignos” (cancerosos). Hay tumores que crecen a un ritmo lento, que no se diseminan ni infiltran los tejidos los vecinos y se los considera “benignos”.
La SEOM estima que en el año 2015 se diagnosticarán 220.000 casos nuevos en España (incidencia). En el año 2007 ocasionó 100.000 muertes y fue la primera causa de mortalidad en nuestro país (datos Instituto Carlos III).
Afortunadamente el riesgo de mortalidad por cáncer ha ido disminuyendo de forma considerable en los últimos 20 años. A pesar de que alrededor del 50% de los enfermos diagnosticados de cáncer en España viven más de 5 años, aquellos que padecen cáncer avanzado pueden tener supervivencias mucho más cortas. El comportamiento, pronóstico y tratamiento de los diversos tipos de cáncer, incluso dentro de las distintas fases evolutivas de un mismo tumor, son muy diferentes.

¿Cómo se diagnostica y qué aspecto tiene?

Ante la aparición de manifestaciones derivadas de la presencia del tumor, como un bulto de rápido crecimiento, una tos o ronquera persistentes, sangrados digestivos, etc. se inician una serie de estudios clínicos.
Estos comenzarán por la anamnesis (interrogatorio médico) y la exploración física, y seguirán por investigaciones analíticas y de imagen. En ocasiones los resultados pueden ser sugestivos de su existencia, al descubrir, por ejemplo, un nódulo mamario en la exploración o en una mamografía, una masa pulmonar en una radiografía o un marcador tumoral elevado (Figura 2, A).
Sin embargo, para el diagnóstico de certeza es imprescindible la confirmación histológica, que lleva acabo el patólogo analizando el tumor a través del microscopio (Figura 2, B). Para ello siempre deberá extraerse y analizarse una muestra del tejido tumoral, con procedimientos como la punción-aspiración o la biopsia.
Muy excepcionalmente, como puede suceder en algunos hepatocarcinomas o tumores cerebrales, puede llegar a prescindirse del diagnóstico patológico.

Figura 2.
A. Aspecto radiológico, en la tomografía axial computerizada (TAC), de un carcinoma de pulmón. 
B. Aspecto microscópico por el que se confirmaadenocarcinoma de pulmón.

Tipos de cáncer

El tipo de cáncer se define entre otras cosas por el tejido u órgano en el que se formó. Así por ejemplo, un cáncer de colon que dio lugar a metástasis hepáticas sigue denominándose cáncer de colon, y no cáncer hepático.
Desde una perspectiva estricta pueden definirse tantos tipos de cánceres como enfermos, cada uno con sus alteraciones moleculares y celulares específicas, pero de forma sintética se agrupan por el tejido que los dio origen:
  • Carcinomas. Se trata de cánceres que se originan a partir de células epiteliales. Estas son células que tapizan la superficie de órganos, glándulas o estructuras corporales. Representan más del 80% de la totalidad de los cánceres, incluyendo las variedades más comunes de cáncer de pulmón, mama, colon, próstata, páncreas y estómago, entre otros.
  • Sarcomas. Son cánceres que se forman a partir del llamado tejido conectivo o conjuntivo, del que derivan los músculos, los huesos, los cartílagos o el tejido graso. Los más frecuentes son los sarcomas óseos.
  • Leucemias. Son cánceres que se originan en la médula ósea, que es el tejido encargado de mantener la producción de glóbulos rojos, blancos y plaquetas. Las alteraciones en estas células pueden producir, respectivamente, anemia, infecciones y alteraciones de la coagulación (sangrados o trombosis).
  • Linfomas. Se desarrollan a partir del tejido linfático, como el existente en ganglios y órganos linfáticos.
Estos términos se acompañan frecuentemente de un prefijo que describe el tipo de célula que lo ocasionó, por ejemplo:
  • Adeno= glándula
  • Condro= cartílago
  • Eritro= glóbulo rojo
  • Hemangio= vaso sanguíneo
  • Lipo= grasa
  • Melano= célula pigmentada
  • Mio= célula muscular
  • Osteo= hueso
El análisis microscópico puede definir subtipos de cáncer que a veces comportan pronóstico variable.
Entre las células normales y las cancerosas existe un espectro de condiciones morfológicamente diferentes en su análisis microscópico.
La hiperplasia es una situación en la que se produce un aumento en la proliferación celular, manteniéndose la estructura celular normal. Habitualmente es una respuesta normal y reversible a un estímulo irritante.
La displasia es un proceso no canceroso en el cual existe una proliferación excesiva caracterizada por la pérdida de la organización normal de los tejidos, y de la arquitectura celular normal. De ordinario es reversible, pero puede sufrir una transformación carcinomatosa.
Es por ello que las áreas de displasia deben monitorizarse, y a veces, tratarse. El caso más severo de displasia llega a formar el carcinoma “in situ”, confinada dentro de la barrera anatómica más inmediata al lugar en que se inició.
En el proceso de transformación carcinomatosa las células pierden en distinto grado la capacidad de diferenciación o especialización de sus funciones, y además proliferan activamente (entran en “mitosis”), es decir, adquieren características “atípicas”.
Estos cambios morfológicos en las células permiten clasificar a los tumores en diferentes grados, siendo tanto más agresivos cuanto más alto es su grado o indiferenciación.
Finalmente, el creciente desarrollo de las técnicas de biología molecular está permitiendo subclasificar con mucho más detalle los perfiles moleculares de cada tumor.
Así, a través de técnicas como los microarrays de genes, pueden estudiarse los llamados perfiles de expresión génica o firmas genéticas del tumor. Su aplicabilidad clínica es todavía muy limitada.
Via:http://www.seom.org/
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